Llevo unos días que, no sé por qué, me ha dado por hacer y probar varias recetas de pan casero. Es algo que tengo clavado como una espinita y por fin he conseguido que me quede algo que se parece mucho a la idea de un pan sabroso y esponjoso que llevaba en mente.
Cabe decir que esta receta de pan que os dejo hoy es de las más sencillas. Hoy estoy haciendo otra un pelín más complicada y mi idea es, la semana que viene, hacer un pan con masa madre, para lo cual necesito empezar a trabajar la susodicha unos 4 días antes como mínimo. Pero esa es otra historia que ya postearé más adelante.
Hoy os dejo la receta de un pan fácil que podéis hacer en casa y que, casi, casi, tiene el éxito asegurado.
Antes que nada hay que decir algo acerca del pan casero. En la mayoría de los casos, además de la calidad de la harina y la levadura y el trabajo de amasado, cuenta mucho, muchísimo, el horno. El problema de los hornos eléctricos que solemos tener en casa es que secan mucho el pan y además de no dejar que se cuezan de forma óptima con sus burbujas y todo, no dejan la corteza crujiente, a no ser que pongas una buena cantidad de agua en un bol, cerca del pan para que vaya haciendo vapor. Otra cosa a tener en cuenta es que, mientras en repostería poner el ventilador del horno mejora el producto en la mayoría de las ocasiones, con el pan no funciona tan bien. Yo he conseguido un utensilio que mejora francamente la cocción del pan en horno eléctrico. Me lo pedí por Navidad y corrí a estrenarlo y he de decir que, efectivamente, no está nada mal. Se trata de la panera de Lekuè. No es que les haga publicidad porque me paguen ni nada...jajaja...pero cuando pruebo algo que merece la pena lo comparto.
Cabe decir que esta receta de pan que os dejo hoy es de las más sencillas. Hoy estoy haciendo otra un pelín más complicada y mi idea es, la semana que viene, hacer un pan con masa madre, para lo cual necesito empezar a trabajar la susodicha unos 4 días antes como mínimo. Pero esa es otra historia que ya postearé más adelante.
Hoy os dejo la receta de un pan fácil que podéis hacer en casa y que, casi, casi, tiene el éxito asegurado.
Antes que nada hay que decir algo acerca del pan casero. En la mayoría de los casos, además de la calidad de la harina y la levadura y el trabajo de amasado, cuenta mucho, muchísimo, el horno. El problema de los hornos eléctricos que solemos tener en casa es que secan mucho el pan y además de no dejar que se cuezan de forma óptima con sus burbujas y todo, no dejan la corteza crujiente, a no ser que pongas una buena cantidad de agua en un bol, cerca del pan para que vaya haciendo vapor. Otra cosa a tener en cuenta es que, mientras en repostería poner el ventilador del horno mejora el producto en la mayoría de las ocasiones, con el pan no funciona tan bien. Yo he conseguido un utensilio que mejora francamente la cocción del pan en horno eléctrico. Me lo pedí por Navidad y corrí a estrenarlo y he de decir que, efectivamente, no está nada mal. Se trata de la panera de Lekuè. No es que les haga publicidad porque me paguen ni nada...jajaja...pero cuando pruebo algo que merece la pena lo comparto.
Dicho lo cual pasamos a los ingredientes:
Para un pan de tamaño medio yo usé...
250 grs de harina de fuerza (a mejor calidad, mejor pan)
175 grs de agua (que no mililitros!!)
5 gramos de levadura fresca
5 gramos de sal
harina para la superficie
Para la elaboración...
Poner la harina en la panera Lekuè, en un bol, o en una superficie tal como una gran tabla de madera (recordad que para este tipo de masas, es mejor que todas las superficies, tanto la de trabajo como los utensilios no sean metálicos). Deshaced con los dedos la levadura en el centro hasta que quede completamente mezclada con la harina y no queden grumos. En este caso no vamos a disolver la levadura en agua como en otras recetas. Una vez bien mezclada ponemos la sal en la parte exterior de la harina procurando que todavía no toque la levadura puesto que podría parar el proceso de fermentación. Una vez hecho esto incorporar poco a poco el agua templada y mezclar con rasqueta de panadero o espátula. Nos quedará una masa pegajosa que vamos a tener que trabajar con las manos y mucha paciencia. Si empezáramos ya a poner harina en la superficie de trabajo podríamos aumentar la cantidad de la receta hasta en 100 gramos, así que tendremos que conseguir pasar la masa pegajosa a una masa trabajable. Para hacer esto hay que mezclar durante 10-15 minutos. Despegas la masa desde abajo, la levantas y la tiras, así varías veces. La estiras, la doblas y aplanas y vuelta a empezar. A medida que la trabajemos el oxígeno entrará y la hará cada vez menos pegajosa. El hecho de hacer esto es para que el pan quede más esponjoso. De añadir más harina sería más trabajable pero saldría un pan más compacto.
Una vez bien amasado todo dejamos reposar la bola una hora. Importante es aquí que repose en un lugar cálido, lejos de corrientes y tapado. Al cabo de una hora lo lógico es que haya duplicado el tamaño. Sacamos la bola y esta vez sí, enharinamos la superficie de trabajo, aplastamos la masa con los nudillos para sacar el oxígeno y las burbujas y amasamos unos 5 minutos. Para dar la forma la aplastamos haciendo un rectángulo y plegamos a lo largo uno de los laterales hacia el centro y hacemos lo propio con el otro lateral. Enrollamos con las manos hasta formar una barra y dejamos reposar de nuevo de 45 minutos a una hora. Precalentamos el horno a 220ºC y hacemos unos cortes en nuestra barra de pan. Metemos al horno unos 30 minutos. Sacamos y dejamos enfriar en rejilla.
Es bueno echar un poco de agua al horno para hacer vapor.
El resultado es este.
Os aseguro que el pan estaba riquísimo...nos lo cenamos en una sentada mi marido y yo acompañado de un buen surtido de quesos y patés y una botella de vino. Un placer único!!!
Espero que os guste y que podáis hacerlo en casa!!
Besos azucarados
Carol!
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